Publicado: 16 de Enero de 2023

“Mi Reino no es de este mundo” (Juan 18:36).


Lo dijo Jesús que, su Reino no es de este mundo, pero de ese Reino hemos de hablar a cada persona en este mundo. Nosotros tampoco somos de este mundo (los creyentes en Cristo) pero estamos en él. Las formas no son el evangelio (al igual que las capillas y templos no son la iglesia) solo son el envoltorio, un vehículo que usamos con más o menos pericia y que, puede ser usado por el Señor para que las personas escuchen que hay un Dios que los ama, los perdonará si se arrepienten de sus pecados y aceptan a Jesucristo como Señor y Salvador de sus vidas. Así pues, los medios cambian, pero el evangelio no; nuestra lealtad debe estar en el Evangelio, no en nuestros medios y estrategias porque “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35), dijo el Señor.


Cuando llegó el tiempo, en la economía de Dios, el Verbo se hizo carne y se mostró a la humanidad mediante el nacimiento de Cristo y su ministerio terrenal; después, los primeros discípulos fueron comisionados para mostrarlo en su predicación y a través de sus vidas. A ellos le siguieron los llamados “Padres de la Iglesia” (yo personalmente les llamo discípulos con un llamado específico) pues fueron: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores (ancianos/obispos) y maestros.


De lo alto, donde reside el trono de la Gloria, bajó a la tierra el mensaje de salvación, donde residen los pecadores. Y de la iglesia ha salido por todas las naciones, pueblos y lenguas, la siembra de ese evangelio de las Buenas Nuevas.


El Evangelio pues, tiene un origen celestial, porque es allí donde está el trono del Señor. Los ángeles han sido los transmisores de órdenes dadas en la presencia de la Trinidad. Ellos han sido y aún lo son, siervos fieles al servicio de Dios. Al igual que ellos, como siervos, los creyentes fieles, a lo largo de la historia, han sido los diseminadores del evangelio de la Gracia por toda la tierra (aún estamos en ello y pronto toda la tierra habrá sido evangelizada).


Si el pasado del Evangelio tuvo un origen en las nubes, el futuro de ese mismo Evangelio también se va configurando en “las nubes” (no hay una única nube cibernética que, guarda los datos que vamos elaborando en esta tierra). Así pues, ya sea desde la “nube digital”, o sobre la tierra física de tú a tú, estamos y seguiremos presentando las Buenas Nuevas, con un sinfín de formas, estilos y con las diversas herramientas creadas en cada generación.


Necesitamos compenetrarnos con la demanda bíblica en este trabajo y en este tema de reflexión, para desarrollar nuevos caminos desde la base de los sofisticados instrumentos de comunicación que las ciencias van aportando. Al igual que usamos en muchas áreas de la misión las ciencias sociales, la evangelización se seguirá haciendo sin prejuicios en contra de las herramientas que, también el diablo usa para influenciar desde el reino usurpado, a la sociedad (por ejemplo; pensando que usar el teatro no sería aceptable, por el hecho de que tiene un origen pagano).


Tenemos en nuestras manos el Evangelio y además tenemos la autorización y el poder para predicarlo “Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19,20).


Jesús, antes de ascender a los cielos mandó a los discípulos, a todos, que se pusieran a la espera activa de lo que les había prometido: “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). El Señor en ningún momento nos dijo qué medios usaríamos, pero si dijo que diéramos testimonio. La Iglesia tiene libertad de hacer uso de los medios a su alcance y no todos debemos usar los mismos medios; hay libertad en Cristo y siempre que no sea inmoral, o contrario a la ética del Evangelio, todo puede usarse, teniendo fe y buena conciencia, porque lo que no es de fe, es pecado.


Como ya hemos mencionado, el mensaje del Evangelio fue planificado y configurado en el Cielo, pero su esparcimiento lo planifica la iglesia en la tierra: dirigido por el liderazgo de las congregaciones; con la participación de los creyentes; mediante los dones que el Señor ha dado a cada uno; las agencias misioneras; los ministerios para-eclesiales. Usando estrategias de agrupamiento de testigos, para hacer la evangelización con multitud de funciones en la presentación pública: proclamación, música, mimo, teatro, guiñol, danza, baile, artes plásticas y un sin número más de formas.


Las congregaciones necesitan crecer y formarse para evangelizar con prácticas cibernéticas que están en internet y al alcance de miles de millones de personas. Tengamos en cuenta que el cambio de modelos para evangelizar a la sociedad postmoderna, comenzó en el año 1989; cuando fue el nacimiento de Internet que, con este instrumento comenzó un proceso que año tras año, nos iría transformando a toda la humanidad y en todas las áreas que, forman nuestra presencia en esta tierra.


La iglesia no es ajena a tales transformaciones y cambios en la presentación del mensaje.


A medida que la humanidad se convierta en una masa que principalmente se comunica mediante el uso de los instrumentos digitales y por las redes en internet, y su relación será virtual, más que presencial, la iglesia está obligada a estar al día en los usos de tales medios para la comunicación del Evangelio. Todo funcionará desde “las nubes creadas y sostenidas por los satélites en órbita”; bajarán los contenidos a la tierra y estarán entrando en los hogares y por ende, en las vidas de las personas conectadas a las redes, a las cuales logremos incentivar el suficiente interés en contactarnos posiblemente de forma anónima, invisiblemente.


Pudiera ser que, a la evangelización, tal como la hemos venido practicando, le quedan unas tres décadas de uso porque de aquí al año 2052 se estarán produciendo cambios a nivel global/mundial muy significativo en las formas de comunicación de la sociedad. ¿Significará que ya no se seguirá anunciando las Buenas Nuevas? No, solamente significa que lo haremos de otras formas, porque usaremos otros medios; sí habrá más distancia física entre el evangelizador y el evangelizado, pero como descansamos y confiamos en el poder de la Palabra, con toda seguridad se recogerán frutos de nuestras siembras, a través del trabajo realizado en la “nube”, con la “nube” y desde la “nube”. Sin duda allí estará el Señor conectado constantemente y su Espíritu Santo también; puesto que ni las nubes de vapor, ni tampoco las tecnológicas, le pueden impedir su presencia y acción.


Ya tenemos ejemplos que están teniendo una aceptación creciente entre las edades de los 18 a los 25 años, principalmente. Ha llegado la era del TikTok y con él, el "evangelio" cápsula o pildorita. El objetivo es tener miles de seguidores que hacen Clic, pero no escudriñan la Palabra, porque les aburre tanta letra y además no entienden el lenguaje de los adultos.


Estoy de acuerdo con la directora de una potente empresa de Tik Tok en España, Daniela Macarena, cuando dice: “No me gustaba nada cómo los medios tradicionales contaban las noticias, me parecía que daban muchas vueltas a las cosas, con un vocabulario difícil, no iban al grano” (El País. 19/6/2022). Su web Ac2ality se dedica a traducir lo que cuentan los periódicos. Su canal tiene 3,6 millones de seguidores y en los últimos 28 días acumulan 41,3 millones visualizaciones de sus vídeos. También nosotros, los comunicadores del Evangelio, tratemos de adecuar los contenidos con palabras entendibles por los jóvenes de 14 a 25 y para las personas de 26 a 55 años, que son las dos principales franjas de población que más abunda en nuestra sociedad.


¿Suficiente con un clic? No descarto lo del ladrón junto a Jesús, en la cruz. Pero aún en ese momento, no fue, de parte del ladrón, un clic, fueron palabras concretas (las gentes que cliquean en TikTok, no hacen más que dar un golpe a una tecla). El ladrón le dijo a Jesús "acuérdate de mí cuando vengas en tu reino"; así si es posible; lo demás se hace muy incierto, se deja indefinido. Pero, siempre hay una posibilidad y es si el que maneja el TikTok, le hace un seguimiento posterior a los que dieron el clic. Hermano, que le quede claro que no estoy rechazando la estrategia del TikTok, solo que es una forma que viene a resultar como la labor de repartir folletos en nuestra sociedad actual en España; pocos los toman y mínimo es el número de los que son alcanzados y convertidos. Seamos realistas también en este sentido.


Estoy a favor de que tratemos de alcanzar los jóvenes usando los medios que ellos mismos han creado y usan frecuentemente. Sin embargo, tracemos planes para hacer seguimiento, con el fin de darles no solo un "poco del evangelio" sino más y más, hasta que algunos de ellos tengan suficiente conocimiento de las Buenas Nuevas de salvación y acepten o rechacen. Porque en el caso de las plataformas de TikTok, no se conforman con los clic, buscan que las personas sigan nutriéndose de sus nuevos contenidos. En nuestro caso, debemos hacer que puedan ser discipulados como seguidores de Cristo.


Así pues, no hay por qué agobiarse ni estar preocupados por la multiplicación del uso de las plataformas digitales y uso de nuevas metodologías para predicar el evangelio múltiples formas de dar testimonio y alcanzar a nuestra sociedad.


Dr. Máximo Álvarez Alvelo (PhD en Teología y Misiología), obrero del Ministerio de EVANGELISMO A FONDO ESPAÑA.

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