Pensamos que nuestros diseños son adecuados y suficientes para llevar a cabo la Missio Dei. Pero, aunque estemos en la brecha, de la evangelización y la plantación de nuevas iglesias, no somos tan efectivos como podríamos llegar a serlo. Somos especialmente atacados por el diablo, porque él se está aprovechando de que vivimos en la era de las distracciones. Y los distraídos suelen descuidar u olvidar las cosas más esenciales. Nuestro tiempo está repleto de nuevas formas de incertidumbres y de vulnerabilidad; solemos poner más atención a los instrumentos y estrategias humanas que, a lo que la Biblia tiene para darnos.
Existe el perfecto equipamiento para contrarrestar y aún más, poder atacar, usando el instrumental espiritual diseñado y anunciado por el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, la Biblia. Los hijos de Dios contamos con ese equipamiento.
Se requiere estar despiertos y atentos a los modelos y ejemplos bíblicos y frecuentemente tomar tiempo, para conocer y aprender a manejarlos, adiestrándonos con un discipulado que se ocupe con toda intención en esos temas, sin salirse de la verdad del evangelio; con toda la Palabra.
En forma sintética, veamos un bosquejo de lo que el apóstol Pablo dijo a los creyentes de la iglesia en Éfeso (6:11,12). Este es un texto que hay que mirarlo desde la perspectiva misiológica de capacitación para la acción.
Los seis “contra” con los que nos previene y nos llama a equiparnos, para afrontar las batallas espirituales que, frecuentemente vamos a tener contra la fe que profesamos y mantenernos en la fe, también hacen frente al diablo, al no dejar nuestra vida de testimonio y de predicación del evangelio de Jesucristo.
1. Contra las asechanzas (los métodos) del diablo.
2. Contra sangre y carne no es la lucha.
3. Contra principados.
4. Contra potestades.
5. Contra gobernadores de las tinieblas de este mundo.
6. Contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Para poder resistir y atacar, como cristianos en este mundo espiritual, en el cual estamos viviendo la fe y testificando de Cristo y de la Palabra de Dios, necesitamos el equipamiento, el instrumental espiritual y estratégico diseñado por Dios, el cual está a disposición de cada líder y de cada creyente.
Pero no es algo automático, se requiere disposición, diligencia, trabajo, estar despiertos espiritualmente y ser obedientes al Señor.
Los instrumentos de Dios son estos:
1. Toda la armadura de Dios. Necesitamos darnos cuenta de que, puesto que la lucha no es contra carne y sangre, la “armadura” tampoco es de procedencia humana (no es de nosotros) este detalle, es clave.
2. Estar firmes.
3. Ceñida nuestra cintura con la verdad.
4. Vestidos con la coraza de justicia.
5. Calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz.
6. Tomad el escudo de la fe.
7. Tomad el yelmo de la salvación.
8. Tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
9. Orad en todo tiempo con toda solicitud y súplica en el Espíritu.
10. Velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los Santos.
11. Orando por los que anuncian la salvación para que lo hagan con denuedo y reciban palabra para dar.
El equipamiento que nos ha dado el Señor en su Palabra, es atemporal y transnacional; es el único modelo que no contiene rasgos o sesgos teológicos denominacionales, ni tampoco de un determinado contexto. Es global para el mundo entero y globalizable para cada lengua, pueblo y nación “To Etne”. Con dicho equipamiento, lograremos ser efectivos en todo trabajo de la Misión, porque con ese propósito hemos sido rescatados del pecado y de la muerte por Cristo.
A veces vemos a ministros que, logran resultados, aunque están viviendo una vida sin santidad, lo cual no es correcto; aunque puede que estén viendo resultados, puede que no vean al Señor (Mateo.7:22,23).
Nuestro adversario el diablo, es impactado fuertemente cuando ve a los hijos de Dios estudiando la Palabra, viviendo en santidad, orando y testificando del evangelio y llevando almas a los pies de Cristo.
Satanás no teme nuestras estrategias, ni nuestros instrumentos diseñados para hacer misión; pero a lo que Dios ha diseñado, a eso, sí, le tiene terror, porque sabe que es cien por cien efectivo y poderoso.
MISION SIEMPRE es más que un eslogan, es el deseo de Dios para toda la iglesia, en todo lugar y en todo tiempo. Seguimos el ejemplo de Jesús: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17).