Publicado: 19 de Marzo de 2022

El acercamiento a la sociedad española debe ser tomado con responsabilidad, porque nada que se haga sin un planteamiento previo de cómo es más conveniente que lo hagamos, traerá resultados favorables, estables y duraderos; si nuestro acercamiento se hace al principio, se alcanzará mayor efectividad en la labor y consagración de resultados. Porque conocer y ser conocidos, es una de las claves principales para abordar las tareas de misión en cualquier lugar, habitado por nuestra sociedad.


Desde el mero comienzo de elegir una población para empezar los trabajos de plantación, requieren el que nos ocupemos de conocer, lo mejor que nos sea posible, la idiosincrasia del lugar y de las gentes que lo habitan. Porque no basta, ni es suficiente con llegar al lugar, pasearse por sus calles, hacer unas oraciones a Dios y tal vez sentarnos a comer en algún sitio que nos apetezca, hacernos unas cuantas fotografías y declarar que dicha ciudad será para Cristo. Repito, aunque lo mencionado no está mal que se haga, no es menos cierto que aún hay mucho más que hacer para conectar con el sentir y el espíritu que mueve a los habitantes de dicho lugar a comportarse y ser como son.


Se debe tomar el tiempo para preguntar y en la medida de lo posible, conocer la zona o zonas más deprimidas socialmente, que tenga la ciudad. Informarse de los principales problemas y carencias de tales familias.


Preguntar y hasta donde sea posible, entrar en contacto con la juventud y tratar de escucharlos decir cuáles son sus reivindicaciones y aspiraciones y cuál es el nivel de trabajo y de paro que hay entre ellos.


En cada pueblo, a lo largo de los siglos o años, se ha estado formando con el paso del tiempo, una serie de costumbres, hábitos y hechos tradicionales que, han ido dando forma y creando un perfil social, espiritual y cultural determinado. Sin duda que serán cosas muy singulares o propias, casi exclusivamente de ese lugar.


Las gentes de cada población tienen ya formada una identidad que, está basada en una serie de comportamientos antropológicos y psicosociales bastante firmes. Esa firmeza les defiende de todos aquellos intentos de querer apartarlos de su identidad que, está compuesta por una serie de símbolos físicos y otros que son conceptuales, históricos, lingüísticos, anecdóticos y religiosos. Todo ello les va a oponerse a quienes entren en esa población con propósitos de transmitir el evangelio, que tendrán que vérselas con una larga lista de factores que, serán las resistencias de los ciudadanos a la oferta de recibir el evangelio y la conversión a Cristo. Pero, al haberse ocupado de hacer un buen acercamiento a sus costumbres y por lo tanto a su idiosincrasia, sabrán bastante bien porque las gentes responden como lo hacen cuando se les habla de Jesucristo y de la necesidad que tienen de entregarle sus vidas al Señor.


Todos en general y los plantadores en especial, tenemos que tomar el tiempo para adentrarnos, en una medida, en el trabajo de leer al menos una versión de la historia escrita de la ciudad (suponiendo que ya hay quien la ha escrito y editado). También se debe leer alguna publicación autóctona de poesía propia del lugar y de ser posible, escrita por alguien del pueblo; hay que visitar sus museos (en el caso de que los haya); conocer por dentro los lugares de culto de la religión que más practican los lugareños, e incluso alguna ermita; visitar la emisora de radio y televisión (si las hubiese); visitar la redacción de periódico y revista (en el caso de que las hubiese); visitar por dentro la Casa de la Cultura; visitar la biblioteca municipal; conocer por dentro las principales instalaciones deportivas de esa ciudad; conocer que deportes son los que más se practican en esta ciudad; conocer cuáles son los principales equipos de fútbol, fulbito, balonmano, etc.; conocer donde se reúnen las personas mayores para jugar a petanca y juegos de mesa.


Preguntar a los ciudadanos cuáles son las festividades locales que anualmente se celebran. Cuándo son esas fechas, cómo se celebra, qué cosas y tradiciones se repiten cada año, cuánta gente suele participar, para quiénes están diseñadas las principales actividades y en qué plazas y calles se llevan a cabo las fiestas. Cuáles son las comidas típicas en esas fiestas, qué tipo de atuendos son típicos de tales fiestas; a qué Patrono o Patrona le dan cada año honores y culto.


Solo con un acercamiento como el que estamos aconsejando es que se alcanza un buen conocimiento de la idiosincrasia de la ciudad y de sus habitantes. Tales conocimientos previos a todo trabajo de evangelización, con fines claros de alcanzar el objetivo de plantar una nueva congregación, son ineludibles.


Es absolutamente necesario concertar una cita con el Alcalde de la ciudad, para conocerle en persona, ofrecerle nuestros servicios de carácter social y para manifestarle claramente cuál es el propósito que nos ha llevado a trabajar para el evangelio en esa ciudad. Ofrecerle a la autoridad nuestra disposición para colaboraciones que favorezcan la mejora del tejido social.